Se sirve un cocktail en un espacio
totalmente oscuro con capacidad para 100 asistentes. La convocatoria de asistencia
se extiende a la comunidad de ciegos, pero el resto de los invitados no lo sabe.
La gente grita tanto que no se oye casi ni la música. Una ciega comenta
al salir de la sala que «la gente cuando no ve cree que hablando más
alto se entiende mejor». Una cosa peluda se abre paso como puede entre
la gente apiñada, es un perro de uno de los ciegos. A través de
una cámara de infrarrojos se ven besos y toqueteos furtivos… La
gente tiende a agruparse en las esquinas y a avanzar agarrándose en trenecito.
Que no se vea nada da la libertad de cambiar de grupo sin sentirse juzgado y
de escuchar conversaciones ajenas sin ser visto. Las guapas se quejan de que
no las hacen caso.
«Le he tocado la camisa a uno y le he dicho: "Qué camisa
más chula. ¿Cómo es?". Y me ha respondido: "Ahora
cuando salgamos la ves". Y, claro, he pensado, pues cuando salgamos tampoco
la voy a ver...».
Una acción de mmmm… para Radio 3 en La Casa Encendida.